Rock Staaaars :

9/7/10

Mentiras. La gente vive de mentiras. Existen aquellos que mienten por placer y aquellos otros que mienten para hacer felices a los demás. Existen aquellos que mienten por conveniencia, por inseguridad, por miedo. Mienten, TODOS mentimos alguna vez. Los acostumbrados a ello se sienten en un día más y los que nunca, dejaron la inocencia de lado sienten, la culpa de no poder decir la verdad y aún así, siguen mintiendo. Creo, sólo creo, que formo parte de aquellas que mienten por intentar hacer felices a los demás, por miedo e inseguridad. Me gusta y por lo menos me hace bien ver las expresiones de feliz cumpleaños cuando digo que estoy bien, cuando les hago reír, cuando digo que no me pasa nada, cuando digo que el mundo es eternidad, cuando digo que la muerte no llega, cuando digo que no hay cosas imposibles y le veo la cara positiva a las situaciones. Miento porque no quiero llenarles la vida con mi tristeza, porque tengo miedo de perderlos por ser yo misma (si es que todavía se como es ser yo misma), porque algo me dice que esta tierra firme que hoy en día parece hundirse más y más es algo a lo que tengo que aferrarme en vez de soltarlo, dejarlo de lado. Miento porque sé que cada una de mis mentiras tiene algo bueno, tiene algo positivo ya sea para mí o para los demás. Miento porque la realidad les (me) duele, porque es amarga, fría y distante, indiferente. Miento porque fingir es más fácil que decir todo lo que mi corazón siente. Es fácil de escribir, decir, gritar y de que otros lo escuchen claro y no se alejen por eso. Miento porque es una buena excusa para no ser vulnerable, para no caerme en la primera de cambio, para parecer fuerte (aunque no lo sea). Miento porque las mentiras hacen felices a quienes se ven beneficiados por ellas, porque son mundos inventados, son lo que queremos escuchar. Y que algún día me perdone a mi misma, que me perdone aquel que descubra mis mentiras y un mundo se le caiga del cielo por saber la verdad, pero si mentir es hacer felices a los demás (aunque sea todo una farsa), pues mentiré. Mentiré hasta cansarme de verlos sonreír con cada una de mis engaños, hasta que me quede sin fuerzas. Más que llamarlos engaños, me atrevo a llamarle felicidad. El ser humano vive de mentiras porque es fácil, porque no duele, porque es algo que nos llena pero en el fondo, nos vacía a la vez.

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